Corrido Mejicano

CORRIDO MEJICANO
"Mi padre fue peón de hacienda
y yo un revolucionario
mis hijos pusieron tienda
y mi nieto es funcionario"

Fue un despido improcedente y le dieron una indemnización para ir tirando los últimos años de su vida laboral, pero él se sentía todavía joven.
Con la indemnización y un pequeño préstamo que consiguió del banco, compró un miserable y minúsculo local, en el que pensaba poner un pequeño negocio de chucherías, bisutería y cosas varias.
  • Buenas, quería abrir un pequeño negocio en mi barrio.
  • ¿Se ha dado de alta en el Impuesto de Actividades Económicas?
  • Sí, claro, me he dado de alta en el IAE, me he dado de alta como autónomo en la Seguridad Social, he pagado al anterior dueño del local, a la inmobiliaria, al banco, al Registro de la Propiedad, el impuesto de transmisión de patrimonio, al notario y a la gestoría. No sé si me falta alguien.
  • Ahora venía al ayuntamiento para solicitar la licencia de apertura del local.
  • ¿Va a hacer obras?
  • Sí, le va a hacer falta un arreglo al local.
  • ¡Ah! Entonces tiene que solicitar la licencia de obras.
  • De acuerdo. Quería lucir la pared y poner un pequeño escaparate, para que entre algo de luz y se vea el producto desde la calle.
  • Bueno, si lleva escaparate eso es más caro.
  • Sí, lo entiendo. También quería poner un letrero en la puerta.
  • ¿Con letrero? Eso tiene un recargo.
  • Me parece correcto. El letrero será de esos con fluorescentes por dentro, para que se vea cuando oscurezca.
  • ¿Letrero luminoso? Entonces eso ya es más caro.
  • Se volvió sigiloso el funcionario para comentarle a su compañero de la ventanilla de al lado: “a este tío le vamos a crujir; les das la mano y se cogen el brazo; no contento con lucir la pared, el tío quiere poner además un letrero … ¡y luminoso!”.
  • El pobre hombre salió del ayuntamiento compungido y pensó que lo mejor sería dejar el local como estaba, hecho una mierda, y vivir del Estado: se apuntó al paro.