Malos Hombres

Malos Hombres
Me he cruzado con una mujer joven, bastante guapa y con buen aspecto. Iba de la mano con su hija pequeña, una niña preciosa de unos cinco o seis años, le calculo.
Venían hacia mí, andando despacio y charlando amigablemente entre ellas. Una imagen entrañable.
Al llegar a mi altura puedo oír parte de la conversación que se traían madre e hija.

-No estés triste, mamá.
-No estoy triste, lo que estoy es muy enfadada contigo.
-No te enfades, mamá.
-!Ya verán cuando venga tu padre y le diga cómo me has contestado!

Y en ese punto me pierdo lo que en la distancia me pareció una entrañable conversación entre madre e hija, porque ellas siguen su camino y yo sigo el mío en sentido contrario.

Imagino al padre, que si sigue la línea de la madre y de la hija, será sin duda un buen hombre con buen aspecto y trato educado. Estará deseando llegar a casa para besar a su mujer y abrazar a su hija, que correrá alborozada por el pasillo para colgarse de su cuello en cuanto le vea entrar por la puerta de casa.
Imagino a la niña, temiendo oír el ruido de las llaves abriendo la puerta y ver aparecer a ese padre que la va a reñir por haber hecho enfadar a su madre.
Imagino a la madre, contándole al padre que su hija le ha contestado mal en algún momento del día, y le instará a que saque el ogro que lleva dentro para que riña severamente a esa niña de pelo rubito que me pareció adorable y preocupada por ver a su madre triste y enfadada.


El padre se verá en la obligación de reñir a su hija por no sabe qué, porque si no lo hace esa noche cenará morros.

La hija ya no se alegrará de que llegue la hora de ver a su adorado padre, porque se ha convertido en un ogro castigador.

Y la madre... no sé cómo se sentirá la madre. Su marido haciendo el papel de malo, cuando lo único que deseaba era llegar a casa para disfrutar del su mujer y de su hija. Su hija temiendo que llegue su padre porque es ese señor que la riñe al llegar a casa...
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Por San Valentín, me gustaría ver menos órdenes de alejamiento y más órdenes de acercamiento.


Rosa Y Espina

Rosa Y Espina

Amor y belleza, lujuria y pasión.
Bruja, madre, puta, virginal.
Todo sublime, todo lo quiero,
sin poner ni quitar.


Sacerdotisa del amor, inspiradora de sueños,
dueña del pecado, locura y maldad.
Ladrona de corazones, torturadora de almas,
cordura y misterio, tormenta y paz.


De su poder para crear vida no quiero hablar
porque esa es magia que escapa a mi entendimiento.


Por ella se hace la guerra, y poesía también.
Por conocer sus secretos perdemos el Norte.
Por encallar en sus costas perdemos el Sur.
Qué tendrá ella, rosa y espina, perfidia y bondad.


Su grandeza empequeñece al hombre vulgar
que pretende -zafio- someter, en lugar de conquistar.
Qué misterio tendrá, con su risa hechicera,
con ese satánico ritmo al caminar.


Amor y belleza, lujuria y pasión.
Bruja, madre, puta, virginal.
Todo sublime, todo lo quiero,
sin poner ni quitar.

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¡Qué bonito día haces!