Censura

Censura
Hace varias décadas dirigía una revista juvenil ilustrada que publicábamos con la colaboración de entusiastas voluntarios. Cada uno escribía sobe el tema que le apetecía (música, deporte, política, sociedad, humor, etc.), tratando siempre de sortear la legalidad vigente, y después transcribíamos los artículos con una pesada máquina de escribir Remington de negro hierro. Escribíamos en clichés (algo parecido al papel de calcar, que se perforaba con cada impacto de las letras de la máquina de escribir), y después hacíamos copias con una especie de imprenta artesanal, las entonces llamadas "vietnamitas", con las que se imprimían los pasquines para convocar huelgas o manifestaciones ilegales contra el Gobierno.

Entonces era algo hasta poético, porque la represión contra la libertad de expresión la ejercían las Instituciones, con la ayuda de policías armados con porras y pistolas, jueces con togas y puñetas y funcionarios parapetados tras altos mostradores con cristales con un pequeño agujero a través del que podías protestar al vacío. El que se atrevía a opinar contra el criterio establecido era casi un poeta, un guerrillero revolucionario, alguien simpático al que admirar, pero del que había que mantenerse a una distancia prudencial para que no te salpicara de robote algún porrazo que otro.

Ahora las cosas han cambiado mucho. Ahora somos demócratas y la represión no la ejercen las Instituciones -que también-, sino todo el mundo. Con la democracia y gracias a las redes sociales, todo el mundo tiene derecho a reprimir las opiniones de los que se atreven a opinar en contra del criterio dictado por los gobiernos a través de los medios de comunicación. ¡Vamos, como siempre!

Esto lleva a la autocensura, dado que mucho más cruel que los cuerpos de represión de la pre-democracia, son los que se definen ahora como demócratas tolerantes ("dime de qué presumes y te diré de qué careces"). No importa lo peregrino que sea el argumento, hordas de demócratas de nuevo cuño se encargan de defenderlo para no les califiquen con ninguno de los "...istas" con el que los medios tildan a los librepensadores, y con rabia desbordada se permiten enmendarle la plana a cualquiera que se atreva a decir que la tierra es redonda, o plana, según les digan.

¡Vamos progresando!

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"Homo homini lupus".