El Hombre

El Hombre
“Entonces dijo: Ahora hagamos al hombre. Será semejante a nosotros, y tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo”. (Génesis).
Después de miles de millones de años de cataclismos indescriptibles, surge la vida sobre la Tierra a partir de materia inorgánica, que poco a poco fue adquiriendo la habilidad de auto-replicarse y adaptarse a las condiciones de su entorno para preservar su propia existencia.
En la antigüedad, principalmente en la antigua Grecia, se teorizaba sobre el origen natural, no divino, de la vida. Durante mucho tiempo se pensó que la vida surgía de manera espontánea gracias a una fuerza vital llamada “entelequia”, que dotaba de “pneuma” (alma) a la materia inerte. Esta teoría la defendían personajes tan ilustres como Aristóteles, Descartes, Bacon o el mismo Newton.
Se especuló también sobre la posibilidad de que la vida hubiera venido del exterior viajando por el espacio en meteoritos, ya que la teoría de la generación espontánea de la vida no se sostenía, a la vista de los múltiples experimentos que iban realizando científicos como Pasteur y otros muchos.
La materia orgánica pudo haber viajado por todo el Universo (panspermia) y la vida se desarrolló allí donde se daban las condiciones adecuadas para ello, por lo tanto no tendría que haber surgido necesariamente en la Tierra.
El problema no es baladí: pasar de unos átomos inertes a una vida evolucionada... y con alma, requiere una explicación sólida.

Hace entre cinco y siete millones de años, la línea evolutiva de los chimpancés se separó, dando origen a la especie humana, que desde ese momento siguió ramificándose dando origen a su vez a nuevas especies humanas.
El genoma humano se diferencia respecto al del chimpancé en un 0,27%, y en un 0,65% respecto al de los gorilas. Todas esas especies están ya extinguidas, a excepción del Homo Sapiens.

“Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esta costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, el cual, al verla, dijo: ¡Esta sí que es carne de mi carne y de mis propios huesos!”. (Génesis).
Aunque hubo distintas especies, la población humana actual desciende de una misma Eva mitocondrial procedente de África, por lo que toda la Humanidad tiene una antecesora común. Este hecho se deduce del análisis de ADNmt, dado que las mitocondrias sólo se trasmiten vía materna, del mismo modo que los cromosomas Y, que determinan el sexo masculino, sólo se transmiten vía paterna, por lo que es posible analizar de este modo la herencia genética del ser humano a lo largo de la geografía y de la historia.
Este Adán cromosómico de origen africano sería también el padre común de toda la población humana actual. Sin embargo, el Adán cromosómico no coincidió en el tiempo con la Eva mitocondrial, mediando entre ellos más de cincuenta mil años de diferencia, por lo que toda la especie humana actual tiene un origen difícil de explicar, ya que el padre y la madre genéticas de toda la población mundial actual ni siquiera se conocieron.
Así que hay que seguir investigando los complicados vericuetos por los que se rige la Inteligencia Universal para encontrar el “eslabón perdido”.
   
El ser humano es un ser muy complejo y evolucionado, una maravilla de la naturaleza, del mismo modo que lo son los átomos, los minerales, las plantas, los animales y todas las formas de vida, sean grandes o microscópicas.
El hecho de tener conciencia hace que nos preguntemos cosas como de dónde venimos y a dónde vamos, quién nos ha hecho y por qué, si merece la pena vivir para luego morir... y todas esas cosas que nos entretienen la vida mientras no estamos comiendo, durmiendo, procreando o trabajando. Pensando y pensando, llegamos a la conclusión de que tenemos un cuerpo físico que nos da soporte material, un corazón que nos permite sentir y una mente que nos permite analizar las cosas. Y tal vez un alma que se comunica directamente con la Inteligencia Universal.

Claro que también hay otras historias paralelas que acompañan la evolución del hombre.
“Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes, hijos del cielo, las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: "Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos"...
...Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron;
...y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles.
...Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos”.(Libro de Enoc).

Y más historias... todas ellas dignas de estudio.
Por todo el planeta hay infinidad de restos arqueológicos que nos dicen que hubo varias civilizaciones avanzadas, incluso más que la nuestra actual, que por cataclismos o por otras razones terminaron por desaparecer, que nos dejaron vestigios que nos siguen asombrando.
Qué sucedió en la noche de los tiempos, la búsqueda del eslabón perdido, por qué hace doscientos mil años el hombre cambió de pronto su estructura y se convirtió en Homo Sapiens, son temas que requieren ser tratados de manera específica.








El Universo

El Universo
“En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces forma alguna; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua. Y Dios dijo: ¡Haya luz! Y hubo luz”. (Génesis).

Nuestro universo nació con el Big Bang hace aproximadamente catorce mil millones de años. Una enorme masa oscura de plasma contenía todo lo que existe y su fuerza de atracción era tan grande que ni la luz podía escapar de ella. Toda esa masa ejercía tanta presión sobre su núcleo, que acabó por estallar, y entonces se hizo la luz. Actualmente se estima que tiene una extensión de noventa y tres mil millones de años luz.
Fruto de esa gran explosión, toda esa masa se extendió por nuestro universo y a medida que se iba alejando del núcleo se fue enfriando y solidificando, formando galaxias, estrellas, planetas, polvo cósmico, gas y multitud de partículas y ondas de energía.
Pero ese huevo cósmico inicial estaba en alguna parte, en la profunda oscuridad del cosmos, por lo que cabe pensar que ya existía un universo anterior en el que se alojaba nuestro pequeño universo en estado comprimido, antes de que un soplo divino decidiera que se hiciera la luz.

En esa profunda oscuridad del cosmos en la que se encontraba y se encuentra nuestro universo, es posible que haya también otros universos en forma de proyecto, o ya explosionados y evolucionados. Podríamos hablar entonces de un multiverso, donde nuestro pequeño universo formado por millones de galaxias que a su vez contienen millones de estrellas, sería sólo una parte insignificante perdida en la inmensidad del cosmos y sumido en las profundidades del tiempo.

Nuestro universo surgió de un punto único central hace unos catorce mil millones de años y tiene una extensión aproximada de noventa y tres mil millones de años luz.
Según la teoría de la relatividad, la materia no puede viajar a más velocidad que la luz, por lo que resulta paradójico que dos objetos surgidos del mismo punto se puedan haber alejado uno de otro noventa y tres mil millones de años luz en tan sólo  catorce mil millones de años.
Pero ese es otro tema, que tiene que ver con la teoría de la relatividad general y la teoría de la relatividad especial, que diferencian ente el movimiento “del espacio” y el movimiento “en el espacio”.
Por lo tanto, según la teoría de la relatividad general, las galaxias pueden alejarse unas de otras a mayor velocidad que la luz si es el espacio entre ellas el que se dilata.
Fruto de la explosión inicial que dio origen a las galaxias, éstas se alejan unas de otras, pero llegará un momento en que dejen de hacerlo y entonces vuelvan a juntarse de nuevo en un solo punto debido a la fuerza gravitatoria de toda esa materia. Entonces las galaxias colisionarán y volverán a formar un único huevo cósmico que volverá a explotar de nuevo, repitiéndose este proceso en un continuo latido vital del Universo.

En todo el universo se conocen cuatro energías (electromagnetismo, gravitación, energía nuclear fuerte y energía nuclear débil) y cuatro dimensiones (tres espaciales y una temporal).

En este inquietante contexto se encuentra un diminuto planeta azul que gira alrededor de una pequeña estrella amarilla situada en el borde de una discreta galaxia blanca llamada Vía Láctea.

Nuestra galaxia contiene unos doscientos mil millones de estrellas y un diámetro de cien mil años luz, con ocho brazos en espiral que le dan su forma característica. Su masa es aproximadamente ocho mil millones de veces la masa del Sol y es un hervidero de radiaciones y explosiones termonucleares continuas, una zona convulsa de temperaturas extremas, en lo que parece un lugar muy poco adecuado para la vida.
En uno de los brazos de la Vía Láctea, concretamente en el brazo local Orión, que forma parte del brazo espiral Sagitario, se encuentra nuestro sistema solar, formado por el Sol y ocho planetas que giran alrededor suyo: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. A Plutón se le define desde el año 2006 como un planeta enano y se le ha sacado oficialmente de la lista de planetas que orbitan el Sol.

Nuestro sistema solar tiene una antigüedad de cuatro mil seiscientos millones de años y sólo se conoce vida evolucionada en el planeta Tierra, que recibe energía del Sol gracias la la continua explosión termonuclear en la que vive, transmutando su masa de hidrógeno en helio.
Nuestro planeta Tierra se formó hace unos cuatro mil quinientos millones de años y la vida surgió en él hace unos tres mil quinientos millones de años. Se estima que habrá vida en la Tierra sólo durante otros quinientos millones de años más, debido a que la creciente luminosidad del sol terminará con la biosfera. La luminosidad actual del sol es un 30% mayor que en el momento de su origen, y sigue aumentando.
Las condiciones geológicas y climáticas que permiten la existencia de la vida son tan difíciles de conseguir en este entorno envuelto en un permanente cataclismo, que casi se puede asegurar que la vida es, literalmente, un milagro.

Parece claro que nuestro planeta no es precisamente el centro del Universo y que la vida no es una prioridad en los planes del Cosmos.

Las primeras moléculas auto-replicantes que dieron origen al concepto de “vida” se generaron hace aproximadamente tres mil quinientos millones de años gracias la fotosíntesis y a la radiación ultravioleta. La primera glaciación global, hace unos setecientos cincuenta millones de años, posibilitó el inicio del desarrollo de formas de vida cada vez más complejas.


Hoy Llueve

Hoy Llueve

 

El verano ha llegado pero hoy llueve, llueve despacio, con esa languidez que trae a la memoria momentos que pudieron ser y no fueron, momentos que sí fueron pero que ya no son, momentos que golpean las puertas del corazón los días grises de lluvia sólo para recordarte que ya no están.

De fondo, música de jazz que alimenta una melancolía que no deja de tener su punto de placer, mientras desde la ventana se ve cómo la lluvia enfría el ambiente de este día gris.

No se oyen en el patio las otrora risas divertidas de las niñas, ni las anécdotas exageradas que los jóvenes cuentan a voces para impresionarlas, a pesar de que ellas, desde su corrillo de confidencias a no mucha distancia, simulan ignorarles.

Quedan los pájaros, que no tienen dónde ir y se adueñan del aire con sus cantos salidos del fondo de los árboles mientras soportan, o disfrutan, quién sabe, la lluvia de este día de verano que no termina de encontrar acomodo. Hoy llueve.

Una copa de vino blanco muy frío se alía con esa música que se mete hasta las entrañas del alma para retorcerla hasta dejarla indefensa a merced de la lluvia gris y de recuerdos de momentos irrecuperables. 

Hoy llueve despacio una fría copa de vino y un lánguido jazz, mientras los pájaros cantan al patio solitario y mojado para llenar el hueco dejado por las risas y cortejos de los días soleados.

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Girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer.