Quemalibros

Quemalibros
La quema de libros, es decir, el tiro en la nuca a la cultura y la libertad de expresión, ha sido práctica común a lo largo de la Historia desde que el libro es libro.
En todas las épocas y en toda la geografía del planeta, regímenes fascistas, religiones totalitarias y grupos de dominación de todo tipo, han tratado eliminar aquellos libros que no les gustaban.
Todos ellos pensaban que tenían razón, todos ellos pensaban que lo hacían por el bien de … de su ideología, de su credo, de su gente. Incluso por el bien de la Humanidad, a la que creían representar en exclusiva.

Los quemadores de libros, independientemente de su confesión religiosa, ideología política, estrato social o condición sexual, tienen en común la misma calidad humana.

Me gusta curiosear en las librerías. En ellas conviven libros de temas técnicos, infantiles, comics, idiomas, religión, esoterismo, cocina y muchos, muchos ensayos que exploran la posibilidad de analizar las cosas desde ángulos distintos a los tradicionales.
He visto en ellas libros como La Biblia, El Corán, I Ching, Mein Kampf del fascista Hitler, El Capital del comunista Marx, o Dios y el Estado del anarquista Bakunin. Y nadie se escandaliza. Tal vez porque los quemadores de libros no frecuentan las librerías, sólo las queman cuando los agitadores les incitan a ello.

En el día contra la violencia sexista se crucifica públicamente el libro “Cásate y sé sumisa”. No lo he leído. No sé si es un libro de humor, una crítica social o una provocación para que los quemadores de libros ayuden con su encendida oposición a convertirlo en un best-seller. Al fin y al cabo, nadie ha dicho que los que crucifican libros sean gente inteligente.

Es una pena que una buena causa defendida con la mano derecha se mate con la mano izquierda.

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Si hay dudas, no hay duda.

Llamaradas Olímpicas

LLAMARADAS OLIMPICAS
Hitler tuvo por primera vez la idea de llevar la antorcha olímpica desde Grecia hasta Alemania para la celebración de los Juegos Olímpicos. Quiso llevarse el fuego de los dioses helenos hasta la nueva capital del mundo, y ese era sin duda un gesto que todo el planeta vería, utilizando como escaparate la celebración de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
Hitler pretendía demostrar allí la superioridad de la raza aria.
Aunque se le prohibió su participación en tres Olimpíadas (1920, 1924 y 1948) por su implicación en las dos Guerras Mundiales, Alemania es el segundo país con más medallas olímpicas, después de Estados Unidos.
A partir de ese momento todos los países del mundo adoptaron la idea, y desde entonces se lleva encendida la llama olímpica desde Grecia hasta el país en el que se celebran los Juegos Olímpicos.

Hitler fue también pionero en otras muchas cosas, como el uso de aviones a reacción, misiles de largo alcance, o el desarrollo de la bomba atómica, aunque la fuga de sus científicos hacia Estados Unidos hizo que éstos desarrollaran antes las primeras bombas nucleares y todo su posterior programa armamentístico y espacial.

Y fue también el primero en la sociedad moderna en el uso de las llamadas Ciencias Ocultas como método para ganar la guerra. Muchos de los dirigentes nazis eran fieles practicantes del ocultismo y organizaron varias expediciones a distintos centros espirituales del planeta en busca de los orígenes de la raza aria. Pretendían con ello recuperar los poderes del Superhombre del que pensaban que procedían, que habían perdido por mezclarse con otras razas inferiores.
Las SS eran la élite del régimen nazi y en su formación estaban siempre presentes el esoterismo y las ciencias ocultas.

 http://templar-alquimia.blogspot.com.es/2012/07/sociedad-thule.html

A partir de la segunda mitad de la guerra las cosas no iban como los nazis esperaban, así que comenzaron una frenética carrera por desarrollar increíbles armas secretas, que todavía siguen investigando los científicos actuales.
Las prácticas ocultistas tuvieron tanta relevancia como el desarrollo de las llamadas armas maravillosas de Hitler. De hecho, ambas ciencias estaban íntimamente relacionadas y sólo con el uso de estas prácticas se puede explicar el enorme desarrollo científico y técnico que los nazis experimentaron en los últimos dos o tres años de la guerra.
Parece, sin embargo, que iniciaron demasiado tarde esa carrera tecnológica y espiritual, y en muchos casos todo se quedó en planos y prototipos, inútiles para cambiar el curso de una guerra cuya suerte ya estaba echada.
Sobre las armas secretas de Hitler y el ocultismo nazi se han escrito toneladas de libros, a pesar de lo cual casi todo sigue siendo todavía un misterio sin resolver.


Newton es el padre de la física moderna. Al menos lo es de la física clásica, la física que afecta a las cosas grandes, las cosas más grandes que el átomo. Es la física que hemos estudiado en el colegio.
La física de las cosas pequeñas, la física subatómica, la llamada física cuántica, parece que se rige por leyes distintas a la física tradicional.

La física cuántica dice cosas como que una partícula subatómica puede estar en varios sitios a la vez, o que una partícula subatómica puede ser al mismo tiempo una onda y una partícula. También dice que cuando dos partículas subatómicas han estado juntas, aunque se las separe después miles de kilómetros, los experimentos que se hagan sobre una de ellas afectan de la misma manera a la otra, ya que de alguna forma siguen unidas por un lazo… espiritual, que los físicos llaman "entrelazamiento".
Dice también que el pensamiento humano, la intención, la conciencia del hombre, tiene efectos medibles sobre las partículas subatómicas, independientemente de la distancia a la que éstas se encuentren. Y esto es muy interesante.
Antes del Big Bang toda la materia estaba unida, por lo que según esta teoría todo sigue entrelazado, de forma que el pensamiento, la intención, la conciencia de las personas, afecta en más o menos grado a todo el Universo, que se comporta como un organismo interconectado.
De todo ello hay multitud de experimentos que lo prueban, aunque todavía no se entiende porqué sucede así.

http://templar-alquimia.blogspot.com.es/2013/04/sinfonia-estelar.html

Ciencias Ocultas como arma de defensa.
Si la conciencia del hombre, debidamente entrenada con ritos espirituales en lugares apropiados para esa práctica, es capaz de actuar sobre la materia, especialmente sobre la materia pequeña, las partículas subatómicas, tal vez el arma más mortífera sea el pensamiento del hombre.

Los fieles de todas las religiones y sociedades espirituales se juntan en sus templos para limpiar su espíritu, rezar y hacer peticiones a las fuerzas superiores. Es el mismo rito en todo el planeta.
¿Imaginas que los adeptos entrenados en las Ciencias Ocultas pudieran reunirse para, todos juntos, actuar sobre las partículas subatómicas e iniciar una reacción en cadena en todas las armas nucleares, misiles, submarinos, destructores... y hacer que todos esos ingenios atómicos exploten en las mismas casas de sus creadores para así preservar la paz en el mundo?
Los físicos cuánticos ya lo imaginan y saben que es posible, al menos teóricamente.

A lo largo de la historia, en muchos países se han reprimido duramente los ritos religiosos y prácticas espirituales, es decir, se ha prohibido y reprimido el uso ilegal del pensamiento y de la conciencia, tal vez porque conocen su poder.
Un delito mental, que decía el Gran Hermano del libro de George Orwel “1984”.
Un libro muy actual, por cierto.

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Ten cuidado con lo que piensas, porque se puede convertir en realidad.