Sin Embargo

Sin Embargo
Después de quince años pagando la hipoteca de su casa llegó la policía para expulsarles de ella, con lo puesto, salvo el hijo pequeño, al que dejaron llevarse su peluche. Les expulsaron de su casa para entregársela al banco, al que debían ya tres meses de hipoteca, dado que al padre le habían despedido de la empresa hacía casi un año y no pudieron hacer frente a los últimos recibos. Hubo empujones y hasta porrazos porque se resistían a abandonar su casa. Expulsados de su casa por la policía porque le debían al banco tres meses de hipoteca.
Dicen que la policía no es responsable porque sólo cumple órdenes del juez.
Dicen que el juez no es responsable porque sólo cumple la ley.
Dicen que los políticos no son responsables porque han sido elegidos democráticamente y pueden aprobar cualquier ley que les plazca siempre que consigan en el parlamento los votos suficientes.
La ley es legal, porque la ha aprobado el parlamento democráticamente elegido por los ciudadanos. Oponerse al embargo es profundamente antidemocrático y quienes se oponen a él con vehemencia pueden acabar incluso con sus huesos en la cárcel.

Sin embargo, ningún ciudadano, ninguno, le ha dicho a sus representantes legales en el parlamento: 
Oye Patxi, que digo yo que tenéis que aprobar una ley que permita que los bancos te presten dinero de mentira, dinero que sólo existe en las pantallas de sus ordenadores, para que tú puedas comprar una casa de verdad y les devuelvas el préstamo con dinero de verdad, dinero obtenido fruto de tu trabajo.
Tenéis que aprobar una ley que diga que si te compras un piso de 200.000€ y has pedido al banco un crédito de 100.000€, cuando lleves quince años pagando cuotas, como los primeros años te cobran prácticamente sólo intereses, dejando para los últimos años la amortización del grueso del capital, al cabo de todos esos años pagando todavía les debas prácticamente todo el capital. Y que si te retrasas tres meses en los pagos se puedan quedar con todo el dinero que les has pagado hasta la fecha, se puedan quedar con tu casa de 200.000€ y todavía les debas prácticamente todo el capital que te prestaron, con sus intereses de demora correspondientes”.

Todo legal, que decía un conocido entrenador de fútbol:
El policía no es responsable del embargo que ha ejecutado.
El juez no es responsable del embargo que ha dictaminado.
El parlamento no es responsable del embargo que ha legislado porque lo ha hecho democráticamente, siguiendo las directrices de los ciudadanos a los que representa.

¿Seguro?
¿Y no será que los bancos han redactado la ley y les han dicho a los partidos mayoritarios “esto es lo que tenéis que aprobar en el parlamento, que nosotros os aseguramos vuestro futuro y vuestra jubilación, además de condonaros las deudas que tenéis con nosotros”?
Hemos visto en la televisión cómo asociaciones de empresarios envían faxes y emails indicando a los europarlamentarios -elegidos por los ciudadanos, no por las asociaciones de empresarios- qué es lo que deben votar sobre esto o aquello.

Si el banco redacta la ley, el parlamento la aprueba, el juez la hace cumplir y la policía la ejecuta... ¿no vamos necesitando los ciudadanos un banco propio, un parlamento propio, un sistema judicial propio y una policía propia? 


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El mejor momento para plantar un árbol fue hace veinte años... el segundo mejor momento es hoy.


Gargantúa

Gargantúa
Como cada año en las fiestas de Bilbao, vuelve el insaciable Gargantúa para comerse a los niños, cuanto más tiernos mejor. Junto al Gargantúa, llegan también los Gigantes y Cabezudos para golpear a niños y grandes con sus rudos globos hechos con tripa de cerdo... y pican los condenados cuando te golpean en las piernas... sobre todo si eres niño y llevas pantalón corto.
Gargantúa llega con hambre a Bilbao todos los años desde mediados del siglo diecinueve y ha sufrido distintos vaivenes desde entonces, a veces por alguna guerra, otras veces porque se quedaba perdido en algún almacén municipal... Debe su nombre a un personaje del escritor francés del siglo dieciséis, Rabelais. Gargantúa era un gigante que comía como tal, al igual que su hijo Pantagruel, de donde viene la expresión “una comida pantagruélica”.
Desde hace varias décadas Gargantúa vuelve a gozar de buena salud dada su dieta a base de niños tiernecitos que los padres le ofrecen en sacrificio cada año por las fiestas.

Para los mayores es un juego divertido... pero vete tú con cuatro o cinco años y métete por esa bocaza llena de dientes y ese túnel oscuro... ¿y si me meto y no salgo? Tus padres te dicen que hay un tobogán y que sales por un orificio que hay donde la espalda pierde su honesto nombre, que ellos te esperan allí... ¿seguro?
Al final te decides, entras por la boca... no se cierra ¡menos mal! y te lanzas de cabeza por aquel tobogán oscuro... al fondo no se ve nada... ¿seguro que hay salida? Y sí, después de una inquietante caída cuesta abajo aterrizas violentamente sobre una colchoneta... y se hace la luz. ¡Dios qué subidón! Hoy he sido un valiente y cuando vuelva al barrio se lo pienso contar a todos mis amigos.

Una mezcla de miedo y diversión ponen a prueba el valor de los niños, que experimentan así sus primeras experiencias adrenalínicas. Lo de correr delante de los Gigantes y Cabezudos tiene también su aquél. No está claro que puedas correr más que ellos, que te persiguen para golpearte con sus globos toscos y resistentes, y tampoco está claro que tus padres te puedan defender llegado el caso, dado que también les golpean a ellos... No, no está claro del todo que sea una fiesta... parecen de mentira pero... ¿y si no lo fueran? ¿Hay alguien debajo de esas ropas, o es que de verdad son así de grandes?

En cualquier caso, bienvenidos Gargantúa, Gigantes y Cabezudos, que dejan a los más pequeños extasiados y con la respiración contenida mientras se agarran con fuerza a sus padres... por si acaso.

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Para conocer la calidad del mar no hace falta analizar todo el agua, basta con tomar pequeñas muestras de aquí y de allí.