Páginas Web

Páginas Web
A estas alturas de la civilización, todo el mundo sabe qué es una página web, aunque no todo el mundo sabe cómo construirlas. Hay programas informáticos que ayudan a construir páginas web a través de un entorno gráfico sin necesidad de tener conocimientos de programación, pero en la base de toda página web existe un conjunto de lenguajes que hacen que estas funcionen aunque sean transparentes para el usuario.

Para comprender sus componentes básicos, puede compararse una página web con un ser humano, ya que este tiende a construir las cosas a su imagen y semejanza. Básicamente una página web se compone de tres partes: header, body y footer. La semejanza con el ser humano resulta evidente.

- La estructura principal de la página web se diseña con un lenguaje llamado HTML.
En esta parte se define qué componentes tendrá la página web: texto, imágenes, formularios, enlaces a otras paginas, etc.
Comparado con un ser humano, el HTML podría ser el cuerpo que soporta a la persona. Los hay grandes, pequeños, armoniosos, contrahechos, con poca enjundia, bien construidos,… la variedad es grande.

- Para dar formato y diseñar el aspecto de dicha estructura se utiliza un lenguaje llamado CSS.
Este lenguaje se encarga de colocar los componentes en la posición deseada y darles un color, una forma y un aspecto concreto. De él depende que la página web resulte agradable.
Un cuerpo armonioso resulta más agradable con un aderezo favorecedor, una ropa adecuada y un cuidado personal que dé más valor a la estructura que lo soporta.

- Y por fin, para conseguir que la página web haga cosas como que el bonito formulario que hemos diseñado funcione, que reaccione con lógica a lo que se solicita a la página web y que esta tenga un comportamiento inteligente, es decir, que la página tenga vida más allá de tener una buena estructura y un bonito aspecto, se utiliza un lenguaje de programación llamado JavaScript (JS).
Volviendo a la comparación anterior, podría compararse este lenguaje con la capacidad de razonamiento de la persona.

Así que tenemos un cuerpo HTML adornado con un aspecto CSS que funciona con una inteligencia JS, por lo que a la hora de valorar una página web (o una persona) hay que tener en cuenta estos tres aspectos. Hay personas con un cuerpo bonito pero con mal gusto para vestirlo. Las hay con un cuerpo regular pero lo compensan con un arreglo acertado. Otras tienen un cuerpo mediocre y un arreglo sin pretensiones, pero lo compensan con una inteligencia notable. Además, hay que valorar a qué se dedica esa página web, es decir, cuál es el objetivo de la vida de esa persona.

El lenguaje JavaScript (la inteligencia de la página) cuenta con una gran ayuda llamada jQuery, que es un lenguaje de programación hecho con JavaScript pero empaquetado de manera que resulte más sencillo de utilizar, ya que condensa todo el razonamiento del lenguaje JS en unas pocas líneas, que funcionan igual pero sin tener que trabajarlas y sin necesidad de saber qué hay en su interior.

A las personas que tuvieron poca suerte en el reparto de cerebros les viene muy bien este lenguaje, este razonamiento empaquetado suministrado por los gobiernos para que la gente menos afortunada presuma de esas consignas ya precocinadas como si fueran propias y así parecer inteligentes sin tener en realidad ni la más remota idea de qué están hablando.

Pues eso.
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No es lo que dices, sino la vibración con que lo dices.


Faro

Faro
Navegando por el proceloso mar de la vida mi nave encalló, quedando a merced de las tormentas. Lo que tenía perdí, salvo el coraje para nadar contra corriente. "Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor".

A quien cuidé su mano me negó, a quien socorrí ya no se acordó, a quien amé pronto lo olvidó, y no fueron ni uno, ni dos. Del monte ha de venir quien ha de quemar el mar.

El faro de Lorca iluminó mi rumbo en lontananza cuando decía que hay quienes ni siquiera derecho a reproducirse tienen, dada su talla moral. Veinte presas hemos hecho, y aún habrá más.

Desnudo, como los hijos de la mar, busqué un puerto seguro en el que recalar, descansar y pensar. Un lugar para pensar, una barca para remar, un rincón en la paz… no necesito más.

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La vida te regala veinticuatro horas cada día, tú decides en qué las inviertes.