Obscenidad

OBSCENIDAD
Esto sigue sin ir bien y tiene toda la pinta de que va a ir cada vez peor.

Quienes generaron la crisis, quienes se enriquecieron durante décadas a costa de los ciudadanos, no solamente no están en prisión y con sus bienes embargados, sino que además pretenden liderar la recuperación haciendo lo mismo que han estado haciendo hasta ahora: exprimir más a los ciudadanos y recortar beneficios sociales conseguidos tras años de trabajo. Y no me refiero a lujos asiáticos, que también los hemos tenido, sino a cosas básicas que jamás nos habíamos planteado que podríamos perder.

Ya no tiene sentido hablar de las cantidades obscenas que se apropian los cargos públicos y los políticos elegidos democráticamente por los ciudadanos.
Ya no tiene sentido hablar de las sentencias obscenas de la Justicia cuando ésta afecta a su gente, a quienes les dan el cargo.
Ya no tiene sentido hablar de la obscenidad de los bancos cuando expropian viviendas a familias sin recursos, mientras condonan las deudas de los partidos con opción a gobernar o se ponen sueldos y jubilaciones millonarias con cargo al dinero de todos.
Ya no tiene sentido hablar, no tiene sentido quejarse, no tiene sentido discutir sobre qué partido gana las elecciones: las gane quien las gane siempre las pierden los ciudadanos.

Decía la canción “la hora no es de lágrima y pañuelo, sino de machete en mano”.

Pero ellos tienen el dinero, el poder, la prensa, las leyes y las porras, que con mucha guasa llaman “defensas”.

No hay manera de destituirlos; la única opción que nos dan a los ciudadanos es que cada cuatro años elijamos quién de entre ellos va a administrar nuestro dinero y nuestras vidas. No sirve de nada abstenerse: queramos o no, siempre gobernará uno de ellos.

Siendo esto así, ¿qué podemos hacer si no tenemos dinero, ni poder, ni prensa, ni leyes, ni porras? El “sálvese quien pueda” ya no sirve porque hay mucha gente necesitada y pocos botes salvavidas. A no ser, claro, que decidamos abordar su lujoso navío y pasarles a todos por la quilla, metafóricamente hablando. Que nadie piense que pretendo que los ciudadanos, soberanos como somos, tomemos el poder, todo el poder, todos los poderes, sin hacer prisioneros ni concesiones. O sí.

Pero solo somos ciudadanos de clase media-baja, con cultura media-baja, con salarios de nivel medio-bajo y aspiraciones de nivel medio-bajo.

Mas porque eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”, dice un pasaje de la Biblia. Y ellos nos hacen lo mismo, una y otra vez, porque no somos ni fríos ni calientes, sino ciudadanos adormecidos y democráticamente inutilizados.