Fantasmas
Fantasmas
del pasado regresan insistentes a tu mente, te sumerges en las frías
y oscuras aguas de tu conciencia y sientes de pronto tu alma
encogida, temblorosa, entumecida.
Los momentos felices son recuerdos lejanos que sólo te provocan angustia porque no volverán, así que ni de refugio sirven ya.
Sin embargo los errores permanecen, tus graves errores del pasado no tienen vuelta atrás y te preguntas si mereció la pena. La deuda pendiente está.
Quieres regresar pero no puedes, una fuerza desconocida te empuja hasta las profundidades de tu pasado no resuelto para afrontar tu responsabilidad, que no porque lo hayas olvidado está solucionado.
Atormentados seres con deformidades terribles habitan en las profundidades y te observan deslizándose silenciosos como sombras inquietantes. Son almas rotas y grotescas, como la tuya, sí, como la tuya, no eres especial.
Es tu hora, siempre llega, ya verás, a la Eternidad el tiempo le da igual. Es la hora de afrontar tu responsabilidad, es la hora de explicar por qué lo hiciste, sabiendo que estaba mal.
Te diré por qué lo hiciste, lo hiciste porque podías, y como podías pensaste que eras Dios, pero los dioses no rehúyen de su responsabilidad, que por eso son dioses, y tú eres mortal, ni siquiera un mortal especial.
Y ahora, en compañía de tu soledad, vas a comparecer ante la asamblea de sombras solitarias para explicar por qué lo hiciste, vas a descender a las profundidades frías y oscuras de donde nunca se vuelve... a no ser que alguien te vaya a buscar.
Los momentos felices son recuerdos lejanos que sólo te provocan angustia porque no volverán, así que ni de refugio sirven ya.
Sin embargo los errores permanecen, tus graves errores del pasado no tienen vuelta atrás y te preguntas si mereció la pena. La deuda pendiente está.
Quieres regresar pero no puedes, una fuerza desconocida te empuja hasta las profundidades de tu pasado no resuelto para afrontar tu responsabilidad, que no porque lo hayas olvidado está solucionado.
Atormentados seres con deformidades terribles habitan en las profundidades y te observan deslizándose silenciosos como sombras inquietantes. Son almas rotas y grotescas, como la tuya, sí, como la tuya, no eres especial.
Es tu hora, siempre llega, ya verás, a la Eternidad el tiempo le da igual. Es la hora de afrontar tu responsabilidad, es la hora de explicar por qué lo hiciste, sabiendo que estaba mal.
Te diré por qué lo hiciste, lo hiciste porque podías, y como podías pensaste que eras Dios, pero los dioses no rehúyen de su responsabilidad, que por eso son dioses, y tú eres mortal, ni siquiera un mortal especial.
Y ahora, en compañía de tu soledad, vas a comparecer ante la asamblea de sombras solitarias para explicar por qué lo hiciste, vas a descender a las profundidades frías y oscuras de donde nunca se vuelve... a no ser que alguien te vaya a buscar.
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Como es arriba, es abajo.