Freedom Marijaia

FREEDOM MARIJAIA
Moza tan fermosa non vi en la frontera, como una vaquera de la Finojosa”.
Esto escribió el Marques de Santillana ante la visión de una bella mujer que cuidaba ganado en el bosque, entre rosas y flores.
Si hubiera visto a Marijaia, icono del Aste Nagusia, la Semana Grande de Bilbao, se habría cortado las venas con un cartón.

Pido la inmediata puesta en libertad de las distintas comisiones de fiestas que han ido autorizando que ese sea el icono que represente las fiestas de Bilbao.
Pido su libertad porque, aunque no lo he contrastado, doy por hecho que están confinados en un lugar seguro para que no vuelvan a atentar contra el buen gusto. En su lugar, propongo que cada uno de ellos escriba mil veces “lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a suceder”.
Cierto es que alguien tiene que meterles las cabras en el corral, pero incluso para este tipo de actos hay que ser comedidos y aplicar un castigo proporcionado.

Quiero pensar que todo ciudadano de bien opina que ese muñeco es feo con avaricia, pero nadie se atreve a decirlo por miedo a las represalias de los bebedores de kalimotxo, ese brebaje que se prepara en las txosnas del Arenal, bares improvisados hechos con toldos y mecanotubo que recuerdan la estética chabolista del Bilbao preindustrial.
El kalimotxo es una bebida hecha a base de vino barato y refrescos de cola carbonatada, y luego cada uno le añade los aditivos que cree conveniente para darle un bouquet personalizado.
Cuando terminan las fiestas y se recogen los toldos y los bidones en los que se prepara el kalimotxo, en muchas ocasiones han aparecido en el fondo de los mismos bragas, alpargatas y otros aditivos de variado pelaje.
Que lo de las bragas, si están impregnadas de flujos pasionales, no me parece ni mal; lo que no termino de encajar es lo de las alpargatas.

Hay quien piensa que las inundaciones del año 1983 en plenas fiestas de Bilbao, fueron motivadas por las lágrimas de los dioses, llorando desconsolados ante tanta falta de estilo. Aunque eso tampoco está contrastado.
A mí me pilló saliendo del teatro y a duras penas pude llegar hasta el coche. Al día siguiente supe que aquel chaparrón inoportuno llegó a ser dramático y marcó el inicio de la construcción del nuevo Bilbao, un pequeño paraíso.

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Un vaso se llena con una jarra.