CALIDAD
HUMANA
Fue en su fiesta de jubilación donde fue consciente, con incontenible tristeza, de lo absurdo que había sido el viaje. No acudieron todos sus compañeros de profesión: la política había clavado sus garras en la enseñanza y el instituto era desde hacía tiempo cualquier cosa menos un centro educativo, lo que dividía al profesorado en múltiples grupos y tendencias y generaba rivalidades personales que se apartaban de lo meramente académico.
Tantos años de trabajo ilusionante en los que cada alumno era un proyecto personal, para llegar al final de su vida profesional con la sensación de que no había valido la pena.
Fue en su fiesta de jubilación donde fue consciente, con incontenible tristeza, de lo absurdo que había sido el viaje. No acudieron todos sus compañeros de profesión: la política había clavado sus garras en la enseñanza y el instituto era desde hacía tiempo cualquier cosa menos un centro educativo, lo que dividía al profesorado en múltiples grupos y tendencias y generaba rivalidades personales que se apartaban de lo meramente académico.
Tantos años de trabajo ilusionante en los que cada alumno era un proyecto personal, para llegar al final de su vida profesional con la sensación de que no había valido la pena.
Durante
los brindis de rigor recordaba sus primeros años de docencia en los
que las aulas tenían un esqueleto humano, un globo terráqueo, mapas
colgados en las paredes, tizas de múltiples colores, vitrinas
con variado
material educativo y millones de proyectos de futuro. Cuando
alguien entraba en esas aulas tenía claro que allí se iba a
aprender.
Las aulas actuales tienen sin embargo un aspecto desangelado y apenas cuentan con un par de posters pegados en la pared -torcidos- con consignas igualitarias en género y
número o
contra algún
tipo de violencia, que le recordaba los años en que en los autobuses
había letreros que prohibían escupir en el suelo, porque
entonces había que decirlo. Y ahora, décadas después, vuelve a
hacer falta porque
hemos desandado el camino de
forma dramática y con difícil camino de vuelta.
Ahora
apenas hay tiempo para la formación, ya que la mayor parte de la
clase se va en poner paz y convencer a los alumnos de que tienen que
abrir el cuaderno, sin ofenderles, ya que por un quítame allá esas
pajas amenazan al profesor con esperarle en la calle con familiares y
amigos, o
con denunciarles ante distintos organismos por traumatizarles con
tanta presión.
La
extraordinaria aventura del conocimiento y el interesante reto del
crecimiento personal dejan
paso a un sistema educativo tendente al adocenamiento de las futuras
generaciones, y no por un malévolo plan urdido
por cúpulas enormemente inteligentes, sino por simple entropía, que
ha posibilitado que la bajeza humana se haya instalado como clase
dominante en instituciones y grandes empresas.
Recuerdo
hace apenas cuatro años cuando fui a hacer unas gestiones en las
oficinas de Hacienda de Bilbao. La funcionaria de la mesa de atrás
estuvo los diez minutos que tardé en hacer mi gestión increpando
agriamente a un abuelo, que no abrió la boca en todo ese tiempo. Me
volví para mirarla, sin obtener el resultado que esperaba. El abuelo
seguía callado y la torda seguía riñéndole. Ninguno de sus
numerosos compañeros de las mesas de al lado le llamó la atención.
Salí
de allí con mal sabor de boca por no haber defendido al abuelo del
trato vejatorio que estaba recibiendo por parte de los recaudadores.
Mi indignación se sumó a la vergüenza que sentí, ya que a esa
gestión me acompañó mi hija pequeña y yo no le di buen ejemplo de
lo que hay que hacer ante un caso así.
Seguramente
debí sacar a la torda a empujones del edificio, que fue mi primera
idea. O tal vez debí llamar al vigilante de seguridad para que
defendiera al abuelo de aquella funcionaria. Y con toda seguridad,
debí llamar a la policía para que se llevara a todos los
empleados de Hacienda que fueron testigos mudos y
cómplices
de aquella bajeza y abuso de posición.
No
hace falta calidad humana, para muchos de esos puestos es suficiente
con saber euskeranto, el nuevo idioma inventado por el nuevo régimen
para crear una nueva patria. Esto supone en la práctica un magnicidio cultural contra los euskeras tradicionales a los que pretende reemplazar, milenarios idiomas vivos,
caso único en el mundo, cuyos orígenes más antiguos se encuentran en La Rioja.
A esta tarea llevan dedicados muchos millones de euros de dinero público.
A esta tarea llevan dedicados muchos millones de euros de dinero público.
Ya lo de la educación y la cultura lo dejamos para futuras y lejanas
generaciones.
----------------------
Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca (Apocalipsis).
Por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca (Apocalipsis).