CARPANTA
Ellos especulan en los mercados financieros invirtiendo dinero virtual y recogiendo beneficios contantes y sonantes. Son inversiones de riesgo, pero no para ellos.
Ingeniería financiera lo llaman.
Construyen castillos de naipes hechos con compras y recompras, seguros y reaseguros, contratos y subcontratos. Todo de mentira, pero que les hace ricos mientras el castillo se mantiene en pie.
Son gente que está en el anonimato, pero que hacen que las bolsas suban o bajen, que los países quiebren, o que sufran carencia de medicinas y alimentos básicos, que también con esto especulan.
Ellos especulan en los mercados financieros invirtiendo dinero virtual y recogiendo beneficios contantes y sonantes. Son inversiones de riesgo, pero no para ellos.
Ingeniería financiera lo llaman.
Construyen castillos de naipes hechos con compras y recompras, seguros y reaseguros, contratos y subcontratos. Todo de mentira, pero que les hace ricos mientras el castillo se mantiene en pie.
Son gente que está en el anonimato, pero que hacen que las bolsas suban o bajen, que los países quiebren, o que sufran carencia de medicinas y alimentos básicos, que también con esto especulan.
Los beneficios son privados, pero cuando las cosas les salen mal, las pérdidas son públicas y tenemos que rescatarles entre todos, con el sacrificio de todos.
Que no sé quién demonios ha decidido que sea así, ya que estoy seguro de que el 99,9% de la población votaría en contra de esta solución.
Vamos a pasar más hambre que Carpanta, el entrañable personaje nacido en 1947 de la mano del cómic “Pulgarcito”.
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Yo te doy un beso, y si no te gusta, me lo devuelves y en paz.
