Ciudadanos Libres

Ciudadanos Libres
Nos estamos acostumbrando a ver en la TV a los jefes militares y policiales dando instrucciones sobre la pandemia. Parece que han tomado el poder, aprovechando las circunstancias.
Apelan a tu solidaridad y seguidamente te amenazan con multas y detenciones si no les obedeces.
Dicen que no van a consentir que nadie incumpla la orden de confinamiento.

La desobediencia es un delito. Ellos mandan y tú obedeces.

Quien cree que tiene derecho a encerrarte no es tu amigo, sino tu carcelero. 
No te puede pedir conciencia quien te amenaza, del mismo modo que no te puede pedir limosna quien te atraca pistola en mano.
O te pide ayuda, o te atraca.  O apela a tu conciencia, o te obliga bajo amenazas. Las dos cosas son incompatibles.


No se entendería que se vacunara a toda la población porque un grupo social organizara revueltas callejeras.
Del mismo modo, no se entiende que una crisis sanitaria la gestione el ejército y la policía con el arresto domiciliario de toda la población.

Cada problema tiene su solución.

Llegan noticias de policías que cargan brutalmente contra una mujer que corría por la calle haciendo deporte, ella sola.
Llegan noticias de policías de paisano que multan a un hombre por subir al monte, solo, para aliviar el estrés del encierro.

Llegan noticias de un hombre mayor que ha sido multado por salir a la calle de madrugada, solo, para respirar un poco.
Llegan noticias de que la policía aporrea a un discapacitado mental que había salido a comprar, y a su madre por tratar de defenderle.
Cuando una oveja se aparta del rebaño, los lobos van a por ella.

La policía sabe que alguien que va a la playa solo no va a contagiar a nadie.
La policía sabe que alguien que sale a correr solo no va a contagiar a nadie.
La policía sabe que alguien que sube al monte solo no va a contagiar a nadie.

Pero no te lo van a consentir.

La cuestión no es si esas medidas son necesarias o no lo son, sino el hecho de saber que hay gente que se cree con autoridad para imponerte por la fuerza su voluntad. La cuestión es determinar si somos ciudadanos o somos súbditos.

Y las ovejas aplauden al pastor que las encierra para protegerlas del coronalobo. Las ovejas temen al lobo, pero es el pastor quien se las come.


Tal vez sea verdad que hay una crisis sanitaria mayor que otras con las que convivimos a diario desde siempre.

Tal vez la crisis la haya creado la incompetencia del Gobierno y el alarmismo transmitido por los medios de comunicación.
Tal vez sea una maniobra para controlar la economía mundial y revertir el liderazgo de los mercados.
Tal vez.
 
Pero lo que sí es cierto es que vivimos una crisis de libertad.

Y la gente aplaude.
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Quien no se mueve no siente las cadenas.