Faro

Faro
Navegando por el proceloso mar de la vida mi nave encalló, quedando a merced de las tormentas. Lo que tenía perdí, salvo el coraje para nadar contra corriente. "Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor".

A quien cuidé su mano me negó, a quien socorrí ya no se acordó, a quien amé pronto lo olvidó, y no fueron ni uno, ni dos. Del monte ha de venir quien ha de quemar el mar.

El faro de Lorca iluminó mi rumbo en lontananza cuando decía que hay quienes ni siquiera derecho a reproducirse tienen, dada su talla moral. Veinte presas hemos hecho, y aún habrá más.

Desnudo, como los hijos de la mar, busqué un puerto seguro en el que recalar, descansar y pensar. Un lugar para pensar, una barca para remar, un rincón en la paz… no necesito más.

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La vida te regala veinticuatro horas cada día, tú decides en qué las inviertes.