Banderas Al Viento

Banderas Al Viento
Esas empresas energéticas que, enarbolando la bandera de la ecología, mantienen cautivos a los ciudadanos con el suministro de sus productos, mientras los gobernantes a los que premian de mil maneras prohíben a la gente de a pie incluso la recolecta del agua de lluvia o el aprovechamiento de la energía del sol.

Esos medios de comunicación, abanderados de la libertad de expresión, tan locuaces con asuntos de fácil digestión para el gran público y sin embargo tan temerosamente prudentes con esa justicia lenta hasta la prescripción de los grandes delitos de los amigos, y tan prestos en cambio a condenar en una ágil resolución al tuitero desafortunado en el verbo.

Esas organizaciones de ideologías tan cambiantes como el tiempo, que ondean la bandera de la democracia con dinero público y se dedican a hacer apología, adoctrinamiento y reclutamiento de nuevos miembros con el fin de adquirir más influencia en las instituciones públicas para seguir engrosando su caja.

Esas ONG que contratan gente para abordarte en plena calle con su bandera solidaria con el fin de pedirte dinero apelando a tu conciencia, dinero que se dedica a fines sociales siempre que sobre algo después de pagar las nóminas de sus jefes y promotores de calle.

Esas instituciones que, esgrimiendo banderas patrióticas con ese eslogan publicitario que reza “Hacienda somos todos”, vigilan con gran despliegue de medios si algún ciudadano ha construido una piscina en su jardín o si ha realizado alguna actividad productiva para exigirle una parte del fruto de su trabajo, esas instituciones atrincheradas tras mostradores blindados con impresos sin destinatario.

Veréis… a esa gente que duerme en los cajeros automáticos, a esa gente que no llega a fin de mes, a esa gente que no puede comer en condiciones cada día, a esas miles de familias que la policía echa de sus casas para entregárselas a los bancos...
a esas personas les da igual vuestras banderas al viento.

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Tus dudas son mis certezas.