Hay tres números muy importantes en matemáticas: el número pi (π), el número e (e) y el número fi (ϕ), conocido este último como número o proporción áurea.
Los tres se representan con letras, tienen infinitos decimales y estos no son periódicos (no se repiten periódicamente), por lo que se les denomina números irracionales.
No hay que confundir la circunferencia (el perímetro), que es una longitud cuyo valor es L=πD, o lo que es lo mismo, L=2πR siendo R el radio, con el círculo, que es el área que se encuentra dentro de la circunferencia y cuyo valor es A=πR2.
- El número e (2,71828…) es el límite de 1+(1/n)n cuando n→infinito. Es decir: 1+(1/1)1=2,00000, 1+(1/2)2=2,25000, 1+(1/3)3=2,37037,…, 1+(1/1000)1000=2,71692, etc.
A medida que va creciendo “n”, el resultado se va aproximando al número e, sin llegar a alcanzarlo.
Este número se aplica en campos de la vida cotidiana tan dispares como la banca, la arqueología, la biología o el estudio del crecimiento demográfico. Como curiosidad, un cable eléctrico colgado entre dos postes adquiere la forma de una curva definida por este número.
- El número ϕ (1,618033…) es el número de la belleza, la divina proporción, la proporción áurea. El número áureo, la proporción áurea conocida desde la antigüedad, se encuentra en todos los sitios, como si el creador de todo esto hubiera ido dejando pistas para que lo encontremos y descubramos su secreto.
Esta proporción se encuentra en toda la naturaleza (galaxias, plantas, insectos, pájaros, caracolas, cuerpo humano), en multitud de figuras geométricas de todo tipo, y se utiliza también en la música, la arquitectura y la pintura, así como en muchos objetos cotidianos, como tarjetas de crédito, cajetillas de tabaco, etc.
La sucesión de Fibonacci consiste en una sucesión de números en la que cada uno es la suma de los dos anteriores: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55,…, etc.
Con esta sucesión de números se construye la espiral de Fibonacci dentro de un rectángulo de proporciones áureas, además de tener aplicación para muchas otras cosas, como el cálculo de crecimiento poblacional de algunos organismos.
Esta progresión se observa también en los girasoles, las piñas, las ramas de los árboles, los huracanes... incluso en la generación de las abejas se observa la sucesión de Fibonacci.
Muchas cosas curiosas suceden con el Número Áureo, que se muestran a los ojos de los investigadores allá por donde miren. En la Gran Pirámide, en el Partenón, en los violines Stradivarius, en cuadros de Dalí, en obras de Leonardo da Vinchi o de Alberto Durero...
Incluso en las instrucciones que Dios le dio a Moisés para construir el Arca de la Alianza o las que le dio a Noé para construir su otra Arca, aparecen dichas proporciones.
Pintores, escultores, arquitectos y muchos otros artistas y profesionales utilizan la proporción áurea para sus creaciones por considerarla el canon de belleza y equilibrio por excelencia.
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A
veces hay que cambiar de planes porque ya no eres la misma persona
que eras cuando los hiciste.