Dos Sonrisas
Dos sonrisas tiene, no sé cuál me gusta más. Una horizontal, roja, divertida, seductora, sin igual; la otra vertical, oculta, misteriosa, pasional las más. Entre las dos dibujan una cruz, mi cruz… con una me atrae, con la otra me atrapa.
Ya la roja me llama -esto pinta bien-, me acerco y descorro el velo del misterio... pero se escapa. ¿Qué quiere? ¿Juega? Lo intento de nuevo y su roja curva se torna recta cual espada afilada.
Tal vez el misterio no sea tan sencillo de desvelar y requiera de una liturgia especial, un rito sólo al alcance de iniciados. No basta descorrer el velo para profundizar en el misterio, hay que estar preparado, y sólo entonces te está permitido conocer la mística que se oculta tras su esquiva sonrisa vertical.
Alcanzo de nuevo sus puertas… hay un pequeño dispositivo para llamar y solicitar ser admitido en el templo del placer, presento mis respetos y argumento lo mejor que sé… es un proceso largo, pero una plaza que negocia es una plaza ganada. Las puertas se entreabren, desconfiadas… un intenso aroma místico se escapa del interior y un comité de bienvenida sale a recibirme para ayudarme a encontrar el camino. Entro al fin… y suena la música celestial.
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Una plaza que negocia es una plaza ganada.