Valores
La degradación de políticos, periodistas, jueces, policías, sindicalistas, dirigentes de instituciones públicas que sirven a intereses privados... es pública y notoria, que el entorno es favorable, y una sola manzana podrida es capaz de envilecer a todas las demás. Todos ellos gozan, no obstante, de derechos humanos como los demás.
Sus asesores les diseñan discursos en los que se retuerce el lenguaje hasta el punto de que lo malo que hacen ellos parece bueno, y lo bueno que hacen otros parece malo. Es la perversión del lenguaje, que exalta lo grotesco y normaliza la aberración, consiguiendo con ello un embrutecimiento de la población. Ese discurso machacante, que además pretende neutralizar cualquier otra fuente de información que no sea la oficial, mantiene a la población incapaz de cualquier humana reflexión.
Importar, proteger, promover y subvencionar la delincuencia de bajo perfil es también una herramienta eficaz, de manera que el vulgo pida a gritos un mayor control por parte de la autoridad. Mientras los ciudadanos se preocupen sólo de sobrevivir un día más, no podrán darse cuenta de a qué se dedican ellos y a quiénes sirven en realidad para poder mantener su "statu quo".
Estamos asistiendo a un proceso de involución humana en todos los frentes, no sólo el institucional, sino también el personal, familiar y social. La traición a la propia naturaleza y condición humana, la degradación moral, el llegar a no saber distinguir lo importante de lo que es fundamental, puede contaminar a cualquiera que se exponga a su mediocridad.
La batalla está perdida. No se puede salvar a todos. Pero hay otra Humanidad esperando paciente entre tanta vulgaridad. Hay otra Humanidad con principios y con valores, esperando su oportunidad.
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Me ha costado muchas tormentas conseguir tanta paz.