Respirar
Tanto confinamiento, tanta restricción, tanta limitación... Ni desplazamientos, ni reuniones, ni abrazos, todos amordazados... nada nos dejan hacer ya. Nos están matando el alma, la alegría, y hasta la ilusión.Pero todo esto pasará, y pronto podremos ponernos de pie frente al mar, cara al sol, con el viento peinando nuestro pelo y respirando de nuevo aires de libertad.
Entonces arrojaremos a nuestros enemigos por el acantilado y nos cuidaremos de que nunca más vuelvan a ponernos los grilletes con los que dicen asegurar nuestro bienestar. Represores, rastreadores, vigilantes de opiniones discordantes, todo el planeta controlado... nunca la Humanidad entera ha estado peor.
Hay que vacunarse contra ese virus que campa a sus anchas desde que el mundo es mundo, ese virus que se siente con derecho a conculcar tus derechos naturales como si te estuviera haciendo un favor.
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Somos lo que hacemos.