Tan Cerca, Tan Lejos
No hace mucho asistí a una conferencia sobre la Novela Negra como género literario. Suelo asistir a todos los eventos literarios que puedo, y en esa ocasión la conferenciante era una joven escritora guipuzcoana de Novela Negra y relatos infantiles, combinación más frecuente de lo que pueda parecer, según nos dijo.
Decía que sus novelas estaban ambientadas en su propia ciudad porque era un entorno que conocía bien, un entorno con el que sus lectores podían sentirse familiarizados. "¡Quién no conoce a algún traficante de drogas!", decía la escritora. Su sorpresa fue mayúscula cuando comprobó que nadie en la sala había conocido nunca a ningún traficante de drogas a pesar de vivir en el mismo entorno geográfico que ella.
Con diecinueve años me reclutaron para hacer el Servicio Militar en la Armada Española. Lo primero que hacen nada más llegar al cuartel es rapar el pelo y vestir a todos los reclutas igual. Más de mil jóvenes de entre diecinueve y veinte años con el mismo uniforme y el mismo corte de pelo, que deja en evidencia unas enormes y despegadas orejas, una nariz repentinamente prominente y una inevitable cara de idiota. Y temor. Con sus gritos y sus normas, que por lo visto debías conocer aunque nadie te las hubiera explicado, su objetivo era atemorizar a los reclutas para así hacerles más receptivos y obedientes.
La convivencia cercana, muy cercana, veinticuatro horas al día, era inevitable. Éramos más de mil jóvenes de todas las provincias y de todos los niveles sociales, desprovistos de pronto de nuestra anterior identidad, vestidos de la misma manera, con el mismo corte de pelo, y con el mismo miedo. Allí no había privilegios, y el que era hijo de papá era igual que el que era hijo de un trabajador del Metal.
Cada uno a solas con su misma mismidad, desprovistos todos de cualquier adorno social que pudiera ocultar su verdadera identidad, comprobé con horror que el noventa por ciento de la población española era deficitaria mental. ¡Cómo vamos a hacer así una revolución social!
¿Dónde estaba antes toda aquella gente que yo no había visto jamás?
Si tan normal era conocer a proxenetas, traficantes de drogas y jóvenes adocenados, ¿por qué nunca me había tropezado con ninguno de ellos?
Podemos vivir en la misma ciudad, en el mismo entorno, muy cerca... y tan lejos al mismo tiempo.
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"En el bosque divergían dos caminos, y yo tomé el menos transitado".