Te Espera

Te Espera
Vigilante y paciente te observa, no tiene prisa, ninguna prisa, te observa y te espera con una sonrisa condescendiente y burlona.
Sabe cómo es tu vida y también sabe cómo será el resto de tu vida porque tu futuro no es algo por venir, no es algo que tú vayas a crear, sino un camino que todavía no has recorrido, pero un camino que existe ya . Tú crees que puedes cambiarlo, que eres especial, que tienes libertad para elegir tu destino, pero no es verdad.

Imagina que quieres hacer un viaje desde Bilbao hasta Coruña, por ejemplo. Nunca has ido, pero mucha gente ha hecho ese viaje antes que tú. No sabes que a un tercio del camino hay una bonita cafetería donde podrás parar a desayunar y estirar las piernas, pero esa cafetería que para ti es futuro porque todavía no has llegado, para otros es pasado porque ya han estado ahí. Tu futuro no está por hacer, sino por llegar, tu futuro ya está hecho, esperando a que llegues.

Es cierto que puedes elegir otra ruta y parar en otra cafetería distinta, o no, lo que te da la sensación de que eres dueño de tu futuro, pero cualquier opción que elijas está ya contemplada, tu futuro, aunque tenga opciones, ya está definido. Cualquier camino que elijas ya está creado y ya lo ha recorrido mucha gente antes que tú.

Lo que para tus hijos es futuro, para ti ya es pasado, por eso puedes aconsejarles, porque tú ya conoces los posibles caminos que puedan decidir recorrer y sabes cuál es el mejor para ellos. Ellos creen que no sabes, que saben más que tú, y cuando seas viejecito, con suerte te tratarán con condescendencia, como a un niño ignorante. Un barco flota en el mar. La espuma que provocan sus hélices también flota en el mar… pero sólo es espuma, no barco, aunque flote. Tus hijos cometerán los mismos errores que tú porque creerán que ellos son el barco y tú la espuma.

Sísifo tenía que subir hasta la cima de la montaña una pesada piedra, y cuando estaba a punto de llegar a la cima se le caía rodando hasta la base, teniendo que repetir una y otra vez ese mismo camino.
Sísifo fue castigado por el Inframundo a ese baldío trabajo por revelar a los mortales los secretos de los dioses, los secretos de la vida. Del mismo modo, parece que el Inframundo nos castiga una y otra vez a repetir el mismo tortuoso camino a través de nuestros hijos, como una prolongación de nosotros mismos, una vez que hemos llegado agotados al final de nuestras posibilidades, por revelarles los secretos de la vida, a los que por supuesto no harán caso alguno porque alguien les ha dicho que “comiendo la manzana prohibida serán sabios”.

Vigilante y paciente te observa, no tiene prisa, ninguna prisa, te observa y te espera el Señor del Inframundo con una sonrisa condescendiente y burlona, viendo cómo subes una y otra vez la misma piedra cuesta arriba, creyendo que esta vez sí conseguirás llegar a la cima y te librarás de entrevistarte con él.

Cuentan de alguien que, estando a las puertas de la muerte, el cura le exortaba a renunciar al diablo. "Discúlpeme padre, pero no creo que este sea el mejor momento para hacer enemigos", le respondió el moribundo.

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Sabe más el diablo por viejo que por diablo.
Sabe hasta latín en varios idiomas.