Pirámide Imposible

Pirámide Imposible
Nos dice el historiador griego Heródoto de Halicarnaso que la Gran Pirámide de Keops, que se encuentra en la meseta de Guiza a las afueras de El Cairo, se construyó a lo largo de veinte años y fue terminada hacia el año 2.570 a.C. Fueron necesarios unos cien mil hombres para su construcción, alimentados con rábanos, cebollas y ajos, según pudo comprobar Heródoto en documentos de la época cuando visitó la pirámide en el año 450 a.C. El relato de Heródoto es el texto más antiguo que se conserva sobre la construcción de la pirámide, información obtenida directamente de los sacerdotes egipcios con los que contactó.

 Para su construcción se utilizaron máquinas hechas con maderos cortos, según nos describe el historiador. Tenía una altura de 146 m y está construida con más de dos millones trescientos mil bloques de granito, que pesan entre dos y sesenta toneladas cada uno. Sesenta toneladas.  Es decir, durante los veinte años que duró la construcción de la pirámide, se extrajo de la cantera, se trasladó, se talló y se colocó un bloque de granito en menos de dos minutos y medio cada uno. La cantera de la que obtuvieron esas enormes piedras estaba a unos mil kilómetros de distancia, y no se sabe en qué clase de embarcaciones o carruajes las desplazaron hasta el lugar de construcción de la pirámide (teniendo en cuenta que los egipcios de entonces ni siquiera conocían la rueda), ni con qué herramientas las tallaron de manera tan precisa. 

Una explicación plausible defendida por muchos investigadores es que las piedras con las que se construyeron las pirámides se fabricaron "in situ" de manera artificial, con moldes, del mismo modo que se fabrican los ladrillos de arcilla. De este modo no habrían tenido que subir enormes bloques de piedra a medida que la pirámide ganaba altura, tarea imposible incluso hoy en día, sino que habrían ido subiendo sacos de arena que irían echando y endureciendo en moldes de madera colocados en el mismo lugar donde iría ubicada la piedra en cuestión.

 En los equinocios, durante apenas unos minutos, se produce un curioso juego de sombras que permite apreciar que la pirámide tiene ocho planos, no los cuatro que se observan a simple vista. Parece que los equinocios eran importantes. 

Los egipcios contaban todos los detalles de su vida en infinidad de estelas y jeroglíficos... pero no hay ninguna inscripción en la que se les vea construyendo pirámides, las construcciones más impresionantes de la historia de la Humanidad. La razón es muy sencilla: no tenían ni idea de cómo se hacían porque no las hicieron ellos. En el interior de la pirámide tampoco había ningún jeroglífico, ninguna inscripción, tan aficionados como eran los egipcios a escribir en las paredes. La razón es también sencilla: nunca estuvieron en el interior de la pirámide porque no la hicieron ellos.

Sus medidas, sus proporciones, su perfecta alineación con estrellas clave, su precisa orientación y ubicación sobre la superficie terrestre... revelan altos conocimientos matemáticos y astronómicos, como el Número Pi (3,1416), el Número Áureo (1,6180 ), o el Metro como unidad de medida relacionado con el Codo Real Egipcio (0,5236 m). Si dividimos el Número Pi entre 6, nos da el mismo resultado que si dividimos el cuadrado del Número Áureo entre 5, en ambos casos obtenemos exactamente lo que mide un Codo Real Egipcio ¡en metros!  Conocían también el sistema de numeración sexagesimal, la velocidad de la luz, las dimensiones de la Tierra, la distancia de la Tierra al Sol... Todo esto nos indica que la pirámide de Keops, al igual que otras muchas grandes construcciones repartidas por todo el planeta, es algo más que un montón de piedras para alojar una tumba.

 Se conocen tres estancias principales: la cámara del rey, la cámara de la reina y la cámara subterránea. Ninguna de las tres estancias albergó nunca momia alguna.
El llamado sarcófago funerario de la cámara del rey estaba vacío, sin ningún tipo de inscripción, al igual que la cámara en la que se encuentra ubicado. En las medidas y proporciones de esta pequeña cámara aparecen también por todos los sitios el Número Pi y el Número Áureo. Pequeños robots van descubriendo cada año nuevas galerías, nuevos pasadizos intransitables para un ser humano por su estrechez, nuevas puertas secretas todavía sin abrir... ¿para qué servían?

El Número Pi, el Número Áureo y el Metro, entre otras muchas medidas "actuales", están por todos los sitios en la Gran Pirámide de Guiza, en todas sus medidas y proporciones aparecen dichos números con una precisión de décimas de milímetro. ¡Por qué tanta precisión en una construcción de piedra de ese tamaño! Nada en la ubicación, ni en la orientación, ni en las proporciones de la Gran Pirámide es casualidad, el lenguaje matemático se repite tantas veces y con tanta precisión, que es imposible que sea fruto del azar. Toda la pirámide es un mensaje escrito en lenguaje matemático, pero ¡por qué una civilización tan avanzada y con tantos conocimientos hacía las cosas con piedras! Ninguna construcción actual resistiría miles de años de inclemencias meteorológicas, terremotos y cataclismos, por lo que estas grandes construcciones de piedra son los únicos soportes capaces de albergar un mensaje que perdure en el tiempo, pero ¿un mensaje para quién? Todo parece indicar que se trata de un mensaje de una avanzada Humanidad anterior que desapareció hace milenios, una advertencia tal vez, para la Humanidad de su futuro, es decir, para nosotros.

En 1974 se envió al espacio un complejo mensaje en formato binario a través del radiotelescopio de Arecibo, con información tal como los números del uno al diez, los números atómicos del hidrógeno, el carbono, el nitrógeno, el oxígeno y el fósforo (componentes de nuestro ADN), el número de nucleótidos presentes en el ADN y su estructura helicoidal doble, la figura de un ser humano y su altura, la población de la Tierra, el Sistema Solar y el planeta desde el que se envía el mensaje, así como una imagen del radiotelescopio de Arecibo con su diámetro. El mensaje se envió al cúmulo de estrellas conocido como M13, con lo que el mensaje tardará unos veinticinco mil años en llegar, y la posible respuesta otros tantos. Este mensaje está escrito en lenguaje matemático, un lenguaje como otro cualquiera, un lenguaje universal que cualquier civilización avanzada sería capaz de descifrar. Es un intento de la Humanidad por establecer contacto con posibles civilizaciones extraterrestres.

Parece que el mensaje de la Gran Pirámide, escrito en el universal lenguaje matemático, no estaba destinado a viajar en el espacio, sino en el tiempo, un mensaje para nosotros escrito en un soporte capaz de perdurar durante muchos milenios. 

En realidad se desconoce si la pirámide de Keops, la única de las llamadas Siete Maravillas del Mundo que permanece en pie, tiene cuatro mil quinientos años, doce mil, o veintiséis mil, como apuntan varios estudios, ni quién, cómo, o para qué se construyó. Todavía no hemos descifrado el mensaje.

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La verdad está ahí fuera.


Vigilancia Con Smartphone

Vigilancia Con Smartphone
Si tienes un smartphone que ya no utilizas, puedes usarlo como cámara de vigilancia para tu casa o negocio. Podrás ver qué ocurre desde cualquier lugar, bien a través de otro smartphone o desde un PC conectado a Internet con un navegador Chrome o Firefox.
La aplicación que he elegido es Alfred, que se puede descargar de manera gratuita desde Play Store. Por ser gratuita aparece publicidad en la aplicación, pero eso no hace menos interesante este sistema de vigilancia a través de Internet.

Hacen falta dos smartphones con conexión a Internet, bien a través de la tarjeta SIM del teléfono o bien a través del WiFi de tu casa o de cualquier otra red a la que te conectes, por lo que ni siquiera sería necesario que tu smartphone tuviera una tarjeta SIM instalada. Uno de los smartphones se emplea como cámara y otro como visualizador. Si vas a visualizar las imágenes desde un PC sólo necesitarás un smartphone para usarlo como cámara. La aplicación permite añadir tantas cámaras como desees, de manera que puedes usar varios smartphones como cámaras de vigilancia y visualizar todas ellas desde un mismo equipo remoto.
La cámara puede colocarse en un soporte para móvilies, dentro de una taza o un vaso, oculta en una maceta, sujeta con una brida a la pata de una mesa… las posibilidades son infinitas. Si la cámara va a estar desatendida mucho tiempo, es conveniente que esté conectada a un cargador.

Es necesaria también una cuenta de correo de gmail, que es la aplicación que se encarga de vincular los dispositivos utilizados en el sistema de vigilancia. Hay que introducir la misma cuenta de correo en los dos dispositivos, aunque no es necesario introducir la contraseña, de manera que Alfred hace de intermediario sin conocer los datos de acceso a tu cuenta de gmail.
Una vez descargada la aplicación en los dos dispositivos, la misma aplicación te pide durante la instalación que definas si ese dispositivo va a hacer de cámara o de visualizador. Una vez hecho esto, en unos pocos clicks tienes ya tu sistema de vigilancia completamente operativo.

Una característica muy interesante de la aplicación, aparte de ser gratuita, es que dispone de detección de movimiento, por lo que cuando detecta que algo se mueve dentro del campo de visión de la cámara, envía una alerta al equipo que hayas elegido como visualizador y podrás conectarte para ver qué está sucediendo. En ese momento puedes pulsar el icono de cámara para grabar la escena, o el icono de micrófono, con el que podrás hablar y oír lo que está sucediendo.
No obstante, cada vez que Alfred detecta movimiento en el campo de visión de la cámara, graba la escena automáticamente durante cinco o treinta segundos, en función del movimiento, por lo que podrás recuperar la escena grabada cuando quieras. En la versión actual esa escena no queda grabada en tu móvil sino en el servidor de Alfred, aunque está previsto en próximas versiones, pero puedes visualizarla en tu teléfono móvil, enviarla a tu cuenta de correo para descargarla en tu ordenador, compartirla en Facebook o en WhatsApp, subirla a tu almacenamiento Drive asociado a tu cuenta de correo gmail, etc.

Se puede incluso definir un círculo de confianza, es decir, personas que pueden acceder a tu cámara para ayudarte en la vigilancia, sin necesidad de tener que facilitarles los datos de acceso a tu cuenta de correo.
Otra característica interesante es el cambio automático de la cámara a modo nocturno cuando hay poca luz en el escenario a grabar, para obtener la mejor imagen posible.

Una aplicación interesante, gratuita y fácil de usar.

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Si cuando se te incendia la casa el extintor no funciona, de nada te sirve.


El Arriero

El Arriero
Hace unos lustros yo también estuve ahí, donde hoy he visto jugar a esos niños yo también jugué, en la misma plaza, con los mismos padres pintando el cielo de azul para que vivamos como si todo fuera bien, ajenos a la pobreza, ajenos a sus preocupaciones por no tener más que media naranja para el postre y hacer que a ti te parezca una naranja entera, mientras ellos pasan las de Carpanta.

El domingo por la mañana subía la cuesta de la Iberia hasta la plaza, con ropa de domingo claro está, que era fiesta de guardar, y mi padre me compraba en el kiosko un tebeo de El Jabato, El Llanero Solitario, El Coyote, Jerónimo, Flecha Roja… cada domingo uno distinto ¡qué contento volvía a casa! Cuando se encontraba con los amigos, que siempre tenían algún detalle conmigo, entrábamos en un bar y me pedía un mosto mientras ellos comentaban la viñeta de Don Celes del periódico y tomaban un txikito en aquellos vasos de culo gordo.

Me gustaba parar frente al escaparate de la zapatería de la esquina al final de la cuesta, en la que vendían zapatos Gorila, no por los zapatos, que también, sino por el enorme gorila que tenían como reclamo publicitario. No había vez que no parara embelesado frente a aquel escaparate para mirarlo, donde además había unas preciosas botas de color verde militar que, después de mucho tiempo insistiendo, mis padres terminaron por comprarme, quién sabe con cuánto sacrificio sin ser yo consciente de ello.  He pasado a ver al gorila por ver si era tan grande como lo recordaba, pero ya no está.

Los Altos Hornos tampoco alumbran ya todo Bilbao, como decía la canción, sin embargo ahí están los mismos niños jugando, los mismos padres pintando el cielo de azul, la misma penuria disimulada… nada ha cambiado en todo este tiempo, salvo los vasos txikiteros, que ya sólo se ven en las tiendas de souvenirs. Tanto las ilusiones de los niños como los sacrificios de los padres siguen intactos.

Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas, que dice “El Arriero”.

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Quien no estuvo en las malas, en las buenas sobra.