BELLA CIAO
Esta
mañana he despertado y no he descubierto al opresor, que diría la
canción “Bella Ciao”, sino a una niña cantando una canción
para su madre, que cacharreaba en la cocina mientras coreaba el
estribillo con ella.
De
hecho ha sido su voz inocente la que me ha despertado a este domingo
soleado, con la mañana ya avanzada. En mi descargo tengo que decir
que anoche me acosté tarde y hoy no tengo que ir a misa. De pequeño
estudié en un seminario de misa diaria y llevo por lo tanto un largo
saldo positivo a mi favor.
He
abierto las ventanas para no perder detalle de este regalo matinal,
que no están los tiempos para soslayar acontecimientos así, y me he
sentido afortunado por poder empezar el día con una sonrisa musical.
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Camino largo, pasos cortos.