Planeta X

Planeta X (Nibiru)
Plutón fue descubierto en 1930 debido a una búsqueda intencionada de dicho planeta, ya que Neptuno tenía una órbita extraña que sólo podía explicarse por la influencia gravitatoria de otro planeta que todavía no se conocía.
Pero no era Plutón, demasiado pequeño, el causante de que la órbita de Neptuno tuviera comportamientos extraños, así que el hallazgo de este planeta no resolvió el problema. 

El Planeta X, llamado así porque todavía no se había descubierto, sería del tamaño de Júpiter y no se puede ver porque no emite radiación visible para el ojo humano, pero sí se puede fotografiar con equipos de infrarrojos. Tendría una órbita muy excéntrica dentro del sistema solar, que duraría aproximadamente unos 3.600 años, girando en sentido contrario al resto de los planetas.
Este planeta pudo haber sido descubierto por el satélite-telescopio IRAS en 1984 y diversas publicaciones científicas se hicieron eco de ese descubrimiento.

Al Planeta X también se le conoce con el nombre de Nibiru, el cuerpo celeste asociado al dios Marduk de los Babilonios. Este planeta sería el hogar de los Anunnaki, seres extraterrestres que mediante manipulaciones genéticas hicieron posible la transformación del Homo Erectus en Homo Sapiens, siendo este hecho el eslabón perdido que explicaría el repentino desarrollo intelectual de la actual raza humana.

Los Mayas conocían la existencia de ese planeta y calcularon que su próximo acercamiento a la Tierra se produciría en el año 2012, razón por la que en sus calendarios pronosticaron una gran catástrofe, como ya había sucedido en anteriores acercamientos a la Tierra de la órbita del planeta Nibiru. Un ejemplo cercano de esto sería la explosión de la isla Thera (Santorini) que acabó con la civilización minoica entre los años 1.500 y 1.600 a. C. y provocó un espectacular cambio climático en todo el planeta, así como un enorme maremoto que asoló el Mediterráneo. La destrucción de esta isla pudo dar origen a historias como la de La Atlántida o el Diluvio Universal.

Los Anunnaki son deidades sumerias, que en numerosos grabados y tablillas describen cómo crearon a la humanidad para que les sirvieran de mano de obra en la Tierra. Muchos aseguran que todavía siguen entre nosotros controlando los gobiernos y las grandes fortunas. En algunos grabados sumerios se representan imágenes de naves espaciales, algo ciertamente raro para la época.
Según multitud de tablillas sumerias escritas con caracteres cuneiformes, el planeta Nibiru tenía graves problemas medioambientales y los Anunnaki necesitaban extraer oro y otros minerales de las minas de la Tierra para restaurar su atmósfera y proteger su planeta de los rayos ultravioleta. Por esa razón crearon la actual raza humana por medio de manipulaciones genéticas, mezclando sus propios genes con los del Homo Erectus, su primer diseño pero demasiado tonto incluso para trabajar, transformándolo en Homo Sapiens.

Todavía hoy se desconoce el origen de los sumerios, aunque la ciencia tiene claro que provenían de otro sitio distinto al lugar en el que desarrollaron su civilización, la primera y más antigua civilización del planeta. La civilización sumeria se desarrolló en la baja Mesopotamia, entre el río Éufrates y el Tigris. Allí se inventó la rueda hacia el año 3.500 a.C. y la escritura hacia el año 3.300 a.C. (anterior a los jeroglíficos egipcios), si bien existieron asentamientos humanos en esa zona desde el año 6.700 a.C. Hacia el año 4.000 a.C. inventaron las matemáticas y hacia el 2.700 a.C. inventaron el ábaco, máquina de cálculo usada todavía en la actualidad en algunas zonas del planeta. Fueron también inventores de la cerveza, la rueda de alfarero y la medicina. Construyeron zigurats (pirámides escalonadas) que dieron origen seguramente a la historia de la torre de Babel, sabían que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol y conocían al menos cinco planetas del sistema solar.  Según la tradición sumeria, los dioses crearon al ser humano a partir del barro, con objeto de que fueran sus sirvientes. Una civilización curiosa, sin duda.

Muchas narraciones antiguas por todo el planeta se hacen eco de la llegada de seres de otros mundos y los describen de manera muy parecida, como la Biblia, los Vedas, las tablillas sumerias o el Mahabharata, narración escrita en sánscrito y cuatro veces más extensa que la Biblia.
Estos seres eran de piel blanca, con pelo largo y barba, y tendrían unos tres metros de altura. Hace unos 450.000 años se habrían asentado por primera vez en Mesopotamia y dejaron huellas de su presencia en las pirámides egipcias, mayas, aztecas, chinas, Machu Pichu, líneas de Nazca, etc. Todas estas edificaciones fueron realizadas con tecnología desconocida y aún hoy día sería imposible con la tecnología actual construir pirámides como las de Egipto, o levantar enormes obeliscos que hace más de 5.000 años se tallaron y levantaron de una sola pieza. Cuando los españoles llegaron por primera vez a Sudamérica, los indígenas creyeron que habían vuelto esos seres que se describían en sus leyendas, ya que tenían el mismo aspecto.

A los Anunnaki se les relaciona frecuentemente con los Reptilianos, seres extraterrestres o intraterrestres que cohabitan con los humanos desde tiempos inmemoriales. 
“Y los Vigilantes hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos... Y eran en total doscientos los que descendieron sobre la cima del monte que llamaron Hermon... Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre plantas”. (Libro de Enoc). 
En todas las culturas antiguas se hace referencia a seres de origen reptiliano, desde la serpiente que sedujo a Eva para ofrecerle el acceso a la fuente del conocimiento, hasta el presidente Obama, quien afirmó en una entrevista televisada que el cerebro humano tiene un origen reptiliano. Muchos autores afirman que están introducidos en los principales centros de poder de nuestro planeta.
Recientemente, el primer ministro ruso Dmitri Medvédev declaró también en una entrevista televisada que si los americanos no revelaban lo que sabían sobre el tema, lo harían ellos mismos.

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Coge una hoja de papel y arrúgala hasta hacer una pelota con ella. Luego trata de dejarla como estaba: nunca va a quedar igual, y además es muy difícil volver a escribir bien sobre dicha hoja.