Uno
De Bilbao
Un
gran bilbaíno, un gran tipo, un gran alcalde, acaba
de morir después de haber colocado a Bilbao en el mundo gracias a la impresionante
transformación de la ciudad, que ha liderado con gran acierto.
Un hombre cercano que supo hacer grandes cosas con naturalidad sin darse un pijo de importancia a pesar de ser de Bilbao, que, aunque nacido en Durango, es de todos conocido que los de Bilbao nacen donde les da la gana.
Un verso suelto, un hombre admirado, no solo por toda la oposición, sino incluso
por sus compañeros políticos, a quienes superaba infinitamente en
lo que a altura de miras se refiere.
Esos
compañeros que se alegraban de que quienes no apoyaban sus ideas políticas tuvieran que llevar escolta durante décadas porque
sufrían accidentes mortales, como llamaba el zapatero a los
tiros en la nuca o bombas bajo el coche.
Esos
compañeros que presumían de recoger las nueces de los árboles que
otros agitaban. Unos agitaban el árbol y ellos, casualmente y sin
conocer previamente la ruta de los agitadores de árboles, iban por detrás
recogiendo las nueces. Ellos se limitaban a arrancar los dientes de
oro de los cadáveres de la democracia que durante décadas se han ido
encontrando casualmente por el camino.
Esos
compañeros que explican la muerte de una niña por negarle una
ambulancia que tal vez le habría salvado la vida, por no ser vasca,
cuando eso no se les niega ni a quienes llegan en pateras. Me pregunto si el neuromenguado que así se expresaba pensaría lo mismo si fuera él quien necesitara ser atendido por una ambulancia en el caso de sufrir un grave accidente al salir del Congreso de los Diputados.
Descansa
en paz, Iñaki Azkuna, y gracias por haber pasado por aquí y dejarnos tu legado.
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Sé selectivo en tus batallas, a veces tener paz es mejor que tener razón.
Sé selectivo en tus batallas, a veces tener paz es mejor que tener razón.